Se supone que siempre es más fácil mirar hacia adelante, sin embargo lo que más pesa son recuerdos, vivencias, memorias, sensaciones o experiencias pasadas, ya vividas. Mirar hacia adelante siempre es un acto de adivinación, de embrujo, de proyección y apuesta al fin y al cabo, de que lo que deseamos ocurrirá, de que tendremos éxito en aquello que nos propongamos. Habrá algún estado intermedio? entre el recordar y el prever? Para mi al menos, es la contemplación... esa sensación tibia de flotar, de no ser parte del instante, ni ahora ni nunca, simplemente ver algo que no nos marca, que no nos determina, pero que sin embargo da sosiego, nos pone pausa. El acto de contemplar, entonces, aúna el anhelo con la nostalgia, será esa mezcla la que entrega seguridad, la que deja fluir, lentamente, lo que nos pasa.
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